Mamíferos Marinos en Cautiverio

La vida en un pequeño encierro

Humane Society International


  • El hábitat natural de las orcas simplemente no puede ser reproducido en cautiverio. HSI

Los grupos de protección animal y un creciente número de científicos sostienen que las vidas de los mamíferos marinos son empobrecidas por el cautiverio, que las personas no reciben una visión acertada de una especie a través de sus representantes cautivos y que el comercio de mamíferos marinos vivos afecta negativamente las poblaciones y sus hábitat.

Algunas instalaciones se anuncian a sí mismas como empresas de conservación; sin embargo, son pocas las que participan en esfuerzos de conservación sustantivos. En lugar de beneficiar a las poblaciones silvestres, los centros involucrados en la reproducción en cautiverio tienden simplemente a crear un excedente de animales que podrían nunca ser liberados a la naturaleza y que por lo tanto sólo propagan las “colecciones” en cautiverio.

Contrario a la percepción popular, la captura de mamíferos marinos en la naturaleza no es cosa del pasado. Aún se dan alrededor del mundo en regiones donde se sabe muy poco acerca del estatus de las poblaciones. Incluso para aquellas especies que no están actualmente amenazadas, la falta de una evaluación científica o de respeto por su bienestar hace que la proliferación de estas operaciones sea una preocupación global.

Un apasionado debate continúa acerca de las tasas de mortalidad y longevidad, especialmente de ballenas y delfines, en cautiverio. Los datos más concluyentes son los de las orcas: sus tasas anuales de mortalidad son significativamente más altas en cautiverio que en la naturaleza y éstas no han mejorado en años recientes. Los datos sobre la mortalidad ligada a la capturas de animales en la naturaleza son aún más claros: la captura es innegablemente estresante y en los delfines, tiene como resultado un aumento de seis veces en el riesgo de mortalidad durante e inmediatamente posterior a la captura.

La verdad

Las instalaciones de exhibición pública sostienen que éstas mejoran las vidas de los mamíferos marinos en cautiverio al protegerlos de los rigores del ambiente natural. La verdad es que los mamíferos marinos han evolucionado física y conductualmente para sobrevivir ante estos rigores. Por ejemplo, casi todos los tipos de mamíferos marinos, desde el león marino hasta el delfín, viajan grandes distancias diariamente en busca de alimento.

En cautiverio, los mamíferos marinos capturados en la naturaleza gradualmente experimentan atrofia de muchas de sus conductas naturales y se les niegan las condiciones que permiten la expresión de rasgos culturales tales como las vocalizaciones especializadas (“lenguaje”). Los patrones naturales de cacería y alimentación se pierden por completo. Condiciones relacionadas con el estrés tales como las úlceras, las conductas estereotípicas como la inquietud y la auto-mutilación y la agresión atípica dentro de los grupos aparecen con frecuencia en depredadores a los que se les niega la oportunidad de cazar. Otros comportamientos naturales, tales como los asociados en el dominio, el apareamiento y el cuidado materno, son alterados por el cautiverio, lo cual puede tener un impacto sustancial en los animales.

Además, el riesgo de transmisión de enfermedades en ambas direcciones (del mamífero marino al humano y del humano al mamífero marino) es muy real.

Las instalaciones de exhibición pública con frecuencia se anuncian como centros de investigación y de acogida de animales encallados. De hecho, la mayoría de los animales encallados, especialmente las ballenas y los delfines, mueren después de ser rescatados; son pocos los que sobreviven a la rehabilitación para ser liberados a la naturaleza. Muchas de estas liberaciones no son monitoreadas para medir su nivel de éxito y algunos animales, a pesar de ser aptos para su liberación, son retenidos para su exhibición pública. Y al respecto de la investigación, la mayoría de los estudios que utilizan mamíferos marinos en instalaciones de exhibición pública se enfocan en mejorar la atención en cautiverio y las prácticas de mantenimiento y rara vez abordan temas cruciales de conservación.

Las preocupaciones éticas suscitadas por los mamíferos marinos en cautiverio son especialmente importantes para los delfines. La literatura conductual y psicológica abunda con ejemplos de la sofisticada cognición de estos animales. Su inteligencia parece al menos equivalente a la de los grandes primates e incluso a la de los bebés humanos: son conscientes de sí mismos y capaces de pensamiento abstracto.

Inherentemente cruel

Con cualquier exhibición de mamíferos marinos, las necesidades del público visitante se anteponen a las necesidades de los animales. Los encierros están diseñados para dejar a los animales fácilmente visibles, aunque no necesariamente para mantenerlos cómodos. Incluso en las instalaciones más grandes, los delfines cautivos ven como su espacio de movimiento es enormemente restringido, teniendo acceso a menos de una diezmilésima parte del tamaño de su hábitat normal. Ver a los animales cautivos le da al público una idea falsa de las vidas naturales de los animales. Peor aún, desensibiliza a las personas ante la crueldad inherente del cautiverio. Para muchos mamíferos marinos cautivos, el mundo es un pequeño encierro y la vida está desprovista de su naturalidad.

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